Eternal ICE propone la observación del paisaje a través de reflexiones sobre extractivismo, explotación del territorio, alteración de ecosistemas y calentamiento global. El proyecto se desarrolla a partir de la ficción especulativa sobre las materialidades que provienen de ecosistemas frágiles y tecnologías de preservación, junto a dinámicas experimentales de investigación científica y artística.

Eternal ICE  está construído a partir de un contenedor de congelación bajo cero, que exhibe un ―testigo de hielo― del volcán nevado Chimborazo. Una pieza única encapsulada en la fragilidad de su elemento climático, que salvaguarda en su interior un Senecio; herbácea característica de los páramos andinos húmedos y que en la actualidad se encuentra altamente amenazada.

Los componentes matéricos de este proyecto y su encapsulamiento en una realidad sintética, propician una especulación científica que insta a la reflexión sobre lo efímero y lo ilusorio, sobre la fragilidad de un proyecto artístico y también sobre lo vulnerable de los ecosistemas. Es la construcción de un paisaje que pone en manifiesto otro orden simbólico sobre la representación del territorio, que se aleja del folklore o de la mirada otrora del explorador, para proponer ficciones sobre las materialidades del futuro.

Eternal ICE no busca ilustrar la catástrofe. Es más bien un artificio, una escultura, un pedazo de montaña, un bloque de hielo que puede elevarse como un nevado; una materia con agencia suspendida en el tiempo para el futuro, que brinda la posibilidad de leer la naturaleza en un nuevo formato.

¿A quién le pertenece el paisaje?

Eternal ICE
Cápsula de frío, hielo y Senecio del Nevado Chimborazo, videoproyección y fotografía.

Juan Carlos León

Hielero y guía de montaña Juan Ushca
Biología Alicia Franco
Ingeniería Dani Alvia Ron
Video Carlos A. Wong
Fotografía Marianne Wasowska

Curaduría Ma Gabriela Vázquez

Agradecimientos a: Familia Ushca, Brenda Vega, Ariadna Varse, Alegría Acosta, Sofía Acosta y Spacio Cultural.